Charlie una vez en su ciudad natal, fortalece la relación con su padre y emplea todo lo aprendido en la universidad para hacerse paso en la empresa familiar, comienza a generar una muy buena reputación por sus propios méritos y por la calidad de persona que caracteriza a la familia Walker. Su padre al ver el desarrollo que su hijo está teniendo, le entrega plena confianza y lo forma poco a poco para ser el heredero del negocio; además de ellos, las notas en la universidad están siendo muy buenas, esto en contra de todos los pronósticos, ya que estudiar a distancia es un desafío demasiado grande y al cual le temía la familia Walker, pero Charlie lo afronta de gran manera y consigue un equilibrio entre sus estudios, su trabajo y sus relaciones personales.
Por su parte John, continúa formándose como un gran detective, sus notas jamás dejan de ser las mejores del curso y todas las miradas se ponen en él, grandes entidades de investigación públicas tanto públicas como privadas empiezan a contactar con el joven, para obtener sus servicios una vez termine sus estudios. John siente que sus sueños se están cumpliendo y que un futuro brillante le espera en unos años. Las becas económicas y el trabajo a medio tiempo le dan una estabilidad a John para no depender del señor Walker, que a pesar de todos los problemas no se deja de preocupar por su “pequeño John”.
A pesar de todo el éxito obtenido por ambos jóvenes, hay algo que los impacienta, aquel pensamiento de “Me gustaría contarle todas estas cosas buenas a mi querido mejor amigo” ambos sienten ese vacío que no se llena con triunfos laborales, académicos o económicos, es un vacío que solo se puede llenar con un verdadero amigo.
Fue así como al terminar una jornada laboral, Charlie decide arriesgarse y hacer una llamada telefónica a John, esperando cualquier respuesta. Esa llamada sorprendió demasiado al joven, pero contestó sin pensarlo dos veces, hacía mucho tiempo que esperaba por aquel momento. La llamada fue algo extraña, dos amigos que se conocen a la perfección pero que se apenan de hablar. Poco a poco la amistad de estos dos chicos volvía a empezar, dejando las asperezas a un lado, en lo cual el señor Walker jugó un papel muy importante de juez para que las disculpas llegan de ambas partes. Charlie y John recobraron aquella amistad.